domingo, 23 de marzo de 2014

Óyeme con los ojos




Espera a que sea por la mañana para llamarla. Ya le ha enviado un WhatsApp a Almudena pero no le contesta y está segura de que seguirá durmiendo el resto de la mañana, así que ha optado directamente por María del Mar.

-¿Sí? - contesta la voz dulce de la chica, parece que la ha despertado.

-¡Soy África!

-¡Ah! ¡Dime! - dice imitando su tono de voz apresurado. Se ha despertado de golpe.

-Necesito tu ayuda, María del Mar. ¿Puedes venir conmigo al centro?

-Claro... ¿a qué hora?

-¡Ya!

-¿¡Ya!? - casi le grita ella a la vez que mira la hora que marca su despertador. Las once de la mañana - ¿Adónde?

-¿Sabes dónde está el parque principal?

-Claro.

-Quedamos en la entrada... Iremos a desayunar. Por favor, necesito que vengas, te lo explicaré de camino...

Su amiga suspira, cansada. Se frota los ojos y acepta.

-¡Muchísimas gracias! Nos vemos en media hora. ¡Gracias!

No le da tiempo para que conteste, le cuelga. Se siente algo culpable, pero le hace falta que venga, necesita el apoyo de una amiga más que nunca.


***

María del Mar se viste con una camiseta vieja blanca y un jersey gris encima junto con unos vaqueros y sus adidas antes de coger algo de dinero del monedero de su padre, dejar una nota para avisarlo de que se va y salir corriendo de casa.
Tiene suerte de vivir en el centro. 

Con una rapidez y una agilidad aprendida gracias a años de práctica, coloca los auriculares en sus orejas y los conecta al móvil.

Empieza a sonar Princesa, de Paula Rojo. 
 Cierra sus ojos un solo segundo y aparece en su cabeza la imagen que tiene de chico perfecto, no sabe por qué.

El parque no está muy lejos. Puede distinguir a su amiga que llega al mismo tiempo que ella. Se dan un abrazo.

-Gracias, gracias, gracias...

-¡De nada! No te preocupes.

África se separa de ella y le sonríe con cariño.

-Vamos - le dice tirando de su brazo con suavidad - te explico...

María del Mar lo entiende todo, pero la pone nerviosa que vaya a haber tantos chicos. 

-No te preocupes, todo va a salir perfectamente, son unos chicos muy agradables - intenta tranquilizarla su amiga. 


Cuando ambas llegan a la cafetería en la que han quedado con los chicos, no tardan en distinguirlos de entre la multitud de gente. Parece una cafetería muy conocida, aunque ninguna había oído hablar de ella. 

María del Mar no está segura de como debe saludarlos, así que decide imitar a África en todo lo que haga. 

- Buenos días - los saluda con una sonrisa. 

María del Mar se fija en que todos le devuelven la sonrisa menos uno de ellos, que tampoco se digna a mirarla a ella. 

-Ella es María del Mar, quiso ayudarme y le pedí que viniese - los mismo tres de antes le sonríen también y le dan dos besos, el otro chico rubio sigue callado y serio. 

Se sientan en una mesa cuadrada todos apretados y mientras esperan a que el camarero les traiga el desayuno que han pedido el ambiente se vuelve tenso. 

-¿Alguno ha hablado con Adrián desde lo de anoche? - pregunta África apretando una mano contra la otra, nerviosa.

-Hemos intentado hablar con él, África, pero no coge el teléfono - le contesta un chico agradable de ojos azules con dulzura -. Entendemos que estés tan preocupada pero está vigilado. 

-¿Amanda y Joaquín lo saben?

-Obviamente - dice el chico callado de antes, Guille, con tono borde. 

África lo mira con desden unos segundos. 

-Cuando hablé con él me dijo que sus padres querían verlo. 

Todos la miran fijamente. 

-¿Cómo has dicho? 

Guille parece de pronto interesarse en ella y le hace todo tipo de preguntas para saber más sobre el tema. 

-No sé más, llamé a Alberto para avisarlo y cuando volví a llamarlo no me lo cogía. 

-Normal - vuelve a comentar Guille con tono despectivo. 



Esta vez la chica lo ignora, pero sí siente dentro de ella que se está hartando de él. 

El chocolate caliente y los churros llegan en ese momento. 

Las dos chicas y Guille apenas prueban bocado, los demás arrasan con todo rápidamente. 

-En cuanto terminemos deberíamos ir a verlo - dice Leo después de terminar de beber su taza de chocolate y media de la de Mario. 

María del Mar sonríe al ver la expresión de desaprobación de este último, que acaba teniendo que arrancarle su chocolate caliente de las manos.  

Cuando África se levanta para pagar, Guille le agarra la muñeca. 

-¿Adónde vas? 

-A pagar - dice ella tirando de su muñeca para que la suelte - Os he pedido que vengáis a cambio de un desayuno, ese era el trato - aclara secamente. 

-No voy a dejar que me pagues nada - dice. 

Dicho con otro tono quizá hubiera sonado romántico, pero saliendo por la boca de Guille solo da a entender que se niega a que "ella", a la que aparentemente tiene algo de asco, le pague el desayuno. 

El chico se levanta con ella a la barra y juntos van a pagar la cuenta. María del Mar observa interesada la forma en la que Guille mira a su amiga: no es desprecio, ni asco, es... distinto... 
Pero claramente no debe de caerle demasiado bien. 

-Perdona a Guille - le dice Mario, el chico de pelo rizado y negro - es bastante insufrible cuando se lo propone y está algo estresado. 

-Ya veo - dice ella suspirando cabreada -, no pasa nada. 

Mario le dedica una sonrisa de medio lado. ¡Tiene unos dientes perfectos! La chica le sonríe también, ahora avergonzada de su sonrisa. 

-Bueno, vámonos - dice África cogiendo la chaqueta vaquera que había dejado colgada de la silla. 

Guille le mira los pechos mientras se la pone, cosa que a ella no le gusta nada; aunque se mantiene callada, no es el momento. 
Leo le regaña cuando ella se da la vuelta y él se encoje de hombros como única respuesta. 

Todos suben a la furgoneta de Leo, la ha pintado de negro para que de mejor impresión que una furgoneta blanca y sucia. 

- Los cristales están tintados - piensa María del Mar en voz alta. 

-Es para tener más intimidad - le dice Alberto guiñándole un ojo desde uno de los asientos de delante. 

Todos ríen, aunque a ella la asquea un poco, África le coge la mano, divertida.

Cuando llegan al bloque de pisos, la chica siente que el corazón se le acelera. Quiere verlo. 
Conforme van subiendo pisos, se convierte en necesidad. 

Cuando tocan a timbre, está a punto de saltar sobre la persona que sea que abra la puerta, pero se contiene. 
Es una mujer que debió de ser preciosa, aunque está marcada por el estrés y se le notan enormemente las ojeras y tiene los ojos rojos. 

-Menos mal que estáis ya aquí - dice abrazando a África, que no se lo espera pero se devuelve como puede. 

Amanda hace pasar a los demás a la cocina, donde se encuentran a Joaquín. Él está metiendo varias latas de cerveza  y una botella de cristal que seguro era de licor en una bolsa para tirarlas después a sus respectivos contenedores.

-¿Todo eso lo bebió él solo? - pregunta con voz temblorosa Alberto. 

-Sí - dice Joaquín, claramente cabreado -. Por suerte, de la botella de Whiskey (irlandés, de buenísima calidad y extremadamente caro) solo quedaba la mitad, quizá menos. Podría haber acabado horriblemente si no nos hubiéramos levantado

Todos se miran preocupados entre ellos. 

-¿Podría pasar a verlo? - pregunta África con su mejor imitación de chica responsable. 

-Claro, cariño - le dice Amanda llevándola a la habitación. 

Al entrar, toca a la puerta y oye un gemido. 
Pasa lentamente. 
Las persianas están bajadas, y la luz apagada, pero puede distinguir el bulto de Adrián bajo las sábanas. 

-Buenos días, cariño - le susurra. 

Adrián se gira lentamente hacia ella y la mira a los ojos. 
Ella lucha por no cambiar su expresión y seguir aparentando normalidad, tiene una pinta horrible. 
Está sudando y está temblando al mismo tiempo, tiene la cara mojada, los ojos hinchados y decorados por unas profundas ojeras y los labios y la nariz agrietados. 
Hay un cubo junto a la cama.

-¿Sabes lo que ha pasado? 

-Sí, lo sé. 

-Me siento tan sucio... Me doy tanto asco - dice Adrián con voz temblorosa mientras se destapa el pecho. 

África no se atreve a besarlo, pero le acaricia la mejilla con cariño.

-No digas eso Adrián - le dice ella con una voz dulce que consigue tranquilizarlo - Fuiste fuerte...

-No, no lo fui. Demostré justo lo contrario. Me he rendido, África. 

-¡No te rendiste! Fuiste fuerte durante demasiado tiempo, es solo eso. 

Adrián la mira fijamente unos segundos. En sus ojos, ella solo ve dolor y vergüenza, su apoyo no le está sirviendo para nada. 

-Adrián, hemos venido todos para estar contigo, para apoyarte en todo lo que te haga falta. Me apuesto lo que quieras que están escuchando esta conversación al otro lado de la puerta - dice sonriendo de medio lado la chica -, no estás solo. 

El chico cierra los ojos y suspira. 

-¿Estás de acuerdo conmigo en eso? - le pregunta África temiéndose que ni siquiera se sienta querido por ella. 

-Estoy asustado. 

-¿De qué, de quién?

-De mí. 

El chico vuelve a suspirar y abre los ojos. Reflejan el dolor como si fueran espejos de su propio interior. 

-Estoy bien - dice arrastrando las palabras después de unos segundos de silencio entre ambos. 

-Adrián, no me mientas. Se te nota en la voz y los ojos que no estás bien. 

-No quiero que me veáis así. 

-Los demás van a entrar también en un rato. Quieren verte. Están muy preocupados. 

-No quiero... ¿cómo puedo esconder todo esto? - dice después de carraspear para darle más fuerza a su voz.

Se encoge de hombros. 

-Tienes que fingir. 

Adrián asiente tristemente. 

-¿Puedes quedarte un rato conmigo antes de que entren? 

-Solo he venido para eso - dice sonriendo. Adrián le coge la mano y le sonríe. 

***

Quizá le gusta de verdad. 
Al fin y al cabo durmió en el suelo por ella. Aunque ha sido una noche difícil, no se ha quejado por nada. 

-¿Hugo? - le pregunta suavemente. 

El joven gruñe y se acurruca más entre las mantas y la alfombra. No debe de haber dormido muy bien. 

-Hugo - lo vuelve a llamar mientras se levanta. 

Se agacha junto a él y lo levanta haciendo acopio de todas sus fuerzas. Él no se muestra muy pro la labor, pero acepta el sofá agradecido y sigue durmiendo allí. 

Maite ríe y va a la cocina a preparar el desayuno. 
Ella tampoco ha dormido demasiado. La ambulancia que vino a recoger a la vecina promiscua del piso superior los despertó a ambos. Y los gritos de enfado del chico que la acompañaba no ayudaron demasiado. 
Después vino la policía y se escucharon nuevos gritos. 

Una noche ideal, en conjunto. 

Tiene curiosidad, pero cuando la joven vuelva al edificio le preguntará a ella personalmente. 

***
Cuando todos han entrado ya en la habitación, su móvil suena, así que, después de disculparse, sale junto con María del Mar para ir al salón. 

-¿Lidia? 

-¡Áfri! Me voy al hospital con Elisa, es por su novio - dice rápidamente - No hay nadie en casa. ¿A qué hora vuelves?

-La verdad es que no tengo ni idea. 

-¿Tienes llaves? 

-No. 

Su hermana le regaña antes de avisarla de que volverá tarde y de colgarle. 

-Si vuelvo antes de las siete de la noche a mi casa me quedo en la calle - le dice a su amiga con pesadez. 

-Puedes venir a mi casa si quieres, no pasa nada. 

África le sonríe y le da las gracias mientras vuelven con los demás. 
Pero al entrar, todos salen de golpe y las empujan. 

-¿Qué pasa? - pregunta molesta a la par que asustada. 

-Adrián va a vestirse. Vamos a salir. 

-¿Adónde? ¡Pero si tiene resaca! 

-Nos han avisado de que un amigo suyo está en el hospital y se ha obstinado en ir. 

África y María del Mar se miran entre ellas. 

-Venid con nosotros, después os llevaremos a casa - dice Leo sonriéndoles. 

-¡Gracias! 

Adrián sale en ese momento con pinta de zombie, vestido con unos vaqueros y una camiseta lisa negra. Se pone las converse que Amanda y Joaquín le habían regalado y busca a Amanda para avisarla de que va al hospital. 
Ella lo comprende y los deja ir, muy a regañadientes. 

Adrián busca a África con la mirada, la coge de la mano y, siguiendo a los demás, van al hospital, que no está muy lejos de allí. 

Al llegar, preguntan en recepción por Esteban y van corriendo a la habitación. 

África se sorprende al ver a su hermana, que está demasiado ocupada consolando a Elisa como para fijarse en ella. 

Cuando Adrián se acerca es cuando la ve. 

-¿África? 

Su hermana mayor la mira de arriba a abajo, después fija la vista en Adrián y en que están cogidos de la mano.

-Hola Lidia...

Adrián las mira a las dos, confuso. 

-¿Qué haces aquí? ¿Ha pasado algo? - pregunta Lidia fijándose en la cara de Adrián. 

Elisa se aleja de ella y se acerca a Adrián para darle un abrazo. 

-¿Qué ha pasado? - le pregunta él. 

África se acerca a su hermana para explicárselo todo. 

-Lo estaba cambiando de ropa cuando vi que tenía varias marcas en el brazo. Cuando me fijé más supe que eran de jeringuillas. Lo trajimos aquí... - Elisa respira profundamente - Se ha inyectado cocaína. 

***

Llevan en la sala de espera  más de una hora. Adrián, Lidia y Elisa están con Esteban. 

Los demás no han podido entrar. 

La radio se escucha, pero nadie hace demasiado caso. María del Mar es la única que realmente atiende. 

De pronto escucha una canción que no conoce, pero que le encanta. Le pregunta a su amiga, que está hablando con Almudena por WhatsApp
Ella si sabe cual es. 

-Se llama V , de Victoria Smith.

- ¿V, se llama V? 

Su amiga asiente. 

-¿No te gusta? La cantante se está haciendo muy famosa ahora. Comenzó con covers en Youtube y ganó un premio y se hizo famosa de repente. 

-Vaya. Que fácil. 

-Ese mundo es muy difícil - dice Leo, que estaba escuchando la conversación - Un paso en falso, y lo pierdes todo. Hay mucho estrés. 

Le dan la razón. Ninguna se imagina llegando tan alto. 

-En todo caso, es admirable conseguir todo eso. Y está claro que no ha llegado hasta ahí por ser una cara bonita. 

-Sí, la verdad es que tiene una voz preciosa y sabe cómo colocarla. 

Mario habla entonces. 

-Yo la conozco. 

Todos la miran sorprendidos. 

-Era mi vecina antes de que se mudase a América. Es una chica adorable, con mucha fuerza. 

Guille se interesa por la conversación entonces. 

-¿Crees que aceptaría cantar con Adrián? Sería nuestro salto - dice. 

África y María del Mar están de acuerdo, y Mario saca su móvil para enviarle un mensaje a Victoria. 

-¡Vamos a conocer a una famosa! 

El único que no parece muy convencido es Leo.





 
 

 

 




2 comentarios:

Unknown dijo...

¡Me ha gustado mucho!
Pobres Adrián y Esteban :/
¡Por fin salgo! Muejejeje
La verdad, no creo que alguien tan famoso viaje a España tan solo para cantar con un grupo apenas conocido, pero a ver si tienen suerte..

Elena dijo...

jajaja muchísimas gracias Maimar. A mí me encantan TUS capítulos.
Sí jaja por fin sales, ya era hora.
Bueno... como es amiga de Mario a lo mejor ... jajaja nunca dije que tenía que ser realista