Significa la unión perfecta de los opuestos.
-Así que ahora...
estamos saliendo.
-¡Felicidades! - se
alegra Alberto.
-Muchas gracias.
-Estarás contento –
dice Guille algo serio –, es una buena chica.
-Vale la pena – dice
Adrián encogiéndose de hombros.
Leo y Alberto se sonríen
entre ellos.
Mario llega en ese
momento. El local está lleno de gente, apenas pueden escucharse sin
tener que gritar.
El chico se acerca
sonriendo y le aprieta el hombro a Adrián antes de sentarse a su
lado.
-Siento llegar tarde –
dice, cogiendo aire.
-Parece que vengas
corriendo.
-Hay un hombre enorme en
la puerta, y no me dejaba pasar. Notó que no llego a los 17 –
explica - Tuve que escabullirme entre la gente, pero me perseguía
hasta hace unos segundos... - dice girándose hacia atrás. Esquiva
el codo de una chica que está bailando a su lado.
-Tendremos cuidado al
salir de aquí. Si nos ve contigo no nos volverá a dejar entrar.
-Vaya, que simpáticos.
Leo ríe antes de dar
otro sorbo de su bebida. Es la única, a parte de la de Guille que
lleva alcohol, y ya lleva dos.
Adrián le sonríe de
medio lado, preocupado. Recibe otra sonrisa a cambio.
-Hola – dice una chica
tocándole suavemente el hombro a Leo - ¿quieres bailar?
Leo se gira, la mira a
los ojos unos segundos, se acerca a ella y le susurra algo al oído.
La joven se marcha
después de sonreírle.
-¿Qué acabas de hacer?
- le pregunta Mario mirándolo fijamente.
-No tengo ganas de
bailar con una desconocida que tiene cuatro años más que yo y me
supera en altura – dice Leo mirando la hora.
Guille, viéndolo, la
mira también.
-Me tengo que ir ya –
dice levantándose .
Alguien sube el volumen
de la música, provocando quejas de todos los que están a su
alrededor, empieza a ser molesto.
-¿Ya te vas? - le
pregunta Alberto desinteresadamente.
-Sí, lo siento. Tengo
algo que hacer – dice aún serio. Se dirige a Adrián –. Me ha
encantado volver a verte.
-A mí también.
-¿Vendrás a los
próximos ensayos?
-Sí, creo que no habrá
problema.
Guille sonríe fríamente
y se aleja de ellos después de despedirse con un asentimiento de
cabeza.
Adrián lo observa
alejarse en silencio.
-Que raro...
-Le pasa algo.
Últimamente está muy borde.
-Guille siempre ha sido
borde.
-Bueno, si no lo quiere
contar, es decisión suya – dice Adrián apretando los dientes –
pero me preocupa bastante. Parecía agobiado.
***
Guille se pone la
sudadera de Vans encima de la
camiseta negra que se le ajusta ligeramente en los brazos y el pecho.
Fuera
hace frío.
Es
un verano bastante común allí, pero sigue sin poder acostumbrarse a
dormir con una manta en pleno mes de Junio.
Ya
está justo en frente de la salida.
El
hombre que controla las entradas lo mira de reojo, algo extrañado.
Normalmente,
no debería haber salido tan pronto, ya que la entrada es bastante
cara y el resto del mundo suele aprovechar el tiempo dentro del local
hasta casi el cierre.
Saluda
al gigantesco portero que ha perseguido a Mario con la cabeza y se
aleja calle abajo.
***
África
entra en el aula. Nerviosa. De nuevo llega tarde.
La
estresa que incluso en verano, llegue tarde a los ensayos.
-¿Se
puede?
-¡África!
¡Otra vez tarde!
-Sí...
lo siento... - dice ella con aire dubitativo.
-Esta
ya es tu tercera vez en dos semanas, África... Empieza a ser
demasiado.
-Lo
siento, de verdad.
El
hombre le hace un movimiento de cabeza, la deja pasar. No sabe lo que
le pasó, ninguno de los demás cantantes del coro lo saben.
Se
pone en su sitio, en la esquina de la primera fila, en la primera
voz.
-Tu
solo es dos compases más tarde, hemos añadido un pequeño solo de
violín antes – la avisa el director. Ella asiente.
El
director del coro alza el brazo con suavidad, comienza a marcar el
tiempo, y la música y el coro al completo empieza a sonar.
Llega
su solo. Respira profundamente y da un paso hacia adelante.
Piensa
en Adrián, en que le ha dicho dónde estaría y a qué hora, en que
el no ha podido ir a verla... siente un escalofrío. No lleva el
móvil por si llegase a pasar algo. Se asusta.
Al intentar cantar, se olvida de la letra.
Adrián
no va a recogerla. Vuelve sola a casa, andando, de noche. Los ensayos
no deberían ser tan tarde. Tira de las mangas de su jersey beige y
mira sus botas. No hay nadie en la calle a estas horas que pueda ayudarla si pasase algo.
-¿África?
¿Estás bien? - el hombre se acerca a ella. Nota las miradas de todo
el mundo mirándola.
Se
echa el pelo hacia un lado y se pone la chaqueta.
-Tengo
que irme – dice mirándolo a los ojos antes de desaparecer
rápidamente.
***
Verónica
está concentrada en cada persona que aparece en la plaza, así que lo ve llegar. Cuando él no la mira, aprovecha para volver a repetirse la pregunta: ¿es una buena idea? Es verdad que está desesperada y no quiere estar sola mucho más, le asusta la idea de quedarse sin pareja durante el verano.
Lo ve cada vez más cerca y se tira del vestido hacia abajo para resaltar más
sus pechos. Aprieta los labios y sonríe a Guille.
-Buenas
noches – dice él muy serio.
Si ella llevase unos tacones un poco
más altos, lo superaría en altura. Verónica lo mira de arriba a abajo, va vestido... como un adolescente... El adolescente que es en realidad, pero esperaba algo mucho más formal. Y esa manera de saludar... que seca.
Lo mira a los ojos unos segundos, después mira su nariz y su boca y termina por el bulto de los pantalones en la entrepierna, y se olvida de los defectos. Es perfecto.
Va a pasar la noche un adolescente salido que probablemente fuma, bebe, se droga y tiene sexo continuamente por venganza hacia sus padres y que seguramente es muy bueno en la cama. La sonrisa no se le podrá borrar de la cara en semanas.
-¡Buenas
noches! - le da dos besos con rapidez en las mejillas, uno de ellos
demasiado cerca de la boca.
-¿Quieres
que vayamos a algún sitio en especial?
-La
verdad es que hay un parque por aquí que está muy bien, mis amigos
están ahí.
Guille
le sonríe. Y acepta la invitación.
¿Qué edad tendrá, 17? Dieciocho como mucho. Se muere por preguntarle cuál es la razón por la que realmente hace esto. Y la verdad es que ella está muy bien, es delgada desde siempre, no le falta ninguna curva ni le sobra absolutamente ninguna.
Observa el reflejo de los dos en los escaparates de las tiendas por los que pasan al lado. La imagen es bastante ridícula. Parece una zorra. El vestido no podía ser más corto ni más ajustado, y por suerte los tacones se le rompieron ayer en una discoteca y lleva unos tacones tan bajos que podrían ser planos. Se nota la diferencia de edad, y eso le gusta.
Guille es un chico guapo, parece enfadado, y está dispuesto a acostarse con una chica de 25 años por cualquiera que sea la razón.
-Ya
estamos – dice ella bastante contenta conforme ambos entran en los
jardines del parque.
El
olor a tabaco, y a porro mezclado con los ruidos que provienen de un
árbol cercano le dicen que está en lo cierto.
Se
acercan a un grupo de chicos de su edad o mayores, que le entregan
una botella de cerveza al momento.
Guille
le compra un paquete de cigarrillos a uno de ellos y empieza a fumar
y a beber. Verónica hace lo mismo.
Se
miran a los ojos unos segundos.
-¿Tu
casa está por aquí cerca? - le pregunta de repente.
-Sí,
vivo aquí al lado- le responde ella con voz rota por la cantidad de
cigarrillos que ha fumado.
Guille
se acerca a ella y le sopla el humo del tabaco en la boca antes de
besarla con fuerza. No podría besarla de esa manera sin estar
completamente borracho, no son maneras, no demuestran respeto hacia
la otra persona... pero sabe que su relación no es una relación de
verdad.
Aunque
ella le pide más y le acaricia los brazos, él simplemente se ocupa del beso, no la toca, ni la acaricia. Un beso frío pero que pide más.
Ha
pasado ya la media noche.
-Vamos
a tu casa - dice con los labios hinchados.
***
Empieza a escuchar ruidos y gemidos en el piso de arriba. La zorra que vive arriba ya está acostándose con uno diferente a la noche anterior, espera que sea el definitivo.
-Ten cuidado, pequeña inconsciente - dice en voz alta a pesar de que es varios años mayor - cuando menos te lo esperas te quedas embarazada o has pillado una enfermedad de trasmisión sexual.
El ruido no se detiene.
Hugo duerme en el salón y ella en su cama. Bueno, lo que se dice dormir...
Se acaricia la barriga. Apenas tiene un pequeño bulto, no se nota que está embarazada. Además de que ha adelgazado unos kilos gracias a su gripe intestinal. No puede ser bueno para el bebé, se estremece al pensar en cualquier problema debido a eso.
Escucha pisadas en el pasillo y el interruptor para encender la luz de baño, aunque no escucha la puerta que lo cierra.
Parece que Hugo a escuchado el ruido proveniente del piso superior.
La puerta de su habitación se abre. Efectivamente.
-¿Es la vecina de la que me hablaste? - pregunta con voz grave gracias a que se acaba de despertar.
-Ajá.
-Debes de odiarla.
-Más bien es una mezcla de envidia, asco y rabia.
Hugo sonríe de medio lado. Se acerca a su cama y la destapa lentamente. ¿Qué pretende?
-Ven al sofá, allí no se escucha el ruido.
Maite se levanta lentamente y se encuentra frente a él, ambos se miran a los ojos.
-Hace bastante frío para un pijama de verano, ¿no te parece?
-Espero que no pretendas que me compre una bata-manta para andar por mi casa.
Hugo ríe y la empuja con suavidad.
-¿Dónde vas a dormir tú si yo duermo en el salón? - pregunta de golpe, nerviosa.
-En el suelo.
-No te voy a dejar dormir en el suelo.
-¿Prefieres que durmamos abrazaditos en tu cama con los ruidos de fondo?
No se lo discute más. La verdad es que no estaría mal, otra cosa es que sea posible.
***
Esteban anda por la calle, distraído. Está borracho. No ha bebido tanto en su vida. Las lágrimas le corren por las mejillas.
Ha recorrido ya más de media ciudad en lo que lleva de día, calle a calle. Aunque está seguro de no poder recordarlo por la mañana cuando despierte rodeado de basura cerca de algún contenedor.
Es la hora en la que la gente entra en las discotecas. O sale. Ha tenido el lujo de ver a lo que seguro que serían chicos y chicas que habían quedado con su "novio" o "novia" en algún sitio, y se ha dado cuenta de que todos parecían entre emocionados y cachondos, de ahí que se haya dado cuenta.
Al pasar junto a la entrada de una de ellas, aguanta las risas de la gente que se burla de él.
Sigue su camino durante no sabe cuánto tiempo antes de desmayarse en una acera.
***
-De verdad que no entiendo lo que le pasa a Guille.
-Mario, no seas pesado. Si no quiere contarlo ahora, nos lo contará después.
-Espero que sea antes de que tenga que escapar del país porque lo persigue la policía.
Adrián suelta un risilla nerviosa.
Leo lo mira por el rabillo del ojo.
-Bueno, cuéntanos qué tal es la vida de rico.
Adrián no entiende a qué se debe la pregunta.
-Es normal. Quiero decir, no vivo diferente a cualquiera de vosotros - hace una pausa para apartarse y dejar pasar a una pareja de borrachos -. Está claro que no hay punto de comparación con la vida en casa de mi padre.
-Me lo imagino - dice Alberto apretándole el hombro.
-Sinceramente, dudo que vivas como cualquiera de nosotros - replica Leo. Adrián frunce el ceño. ¿Qué le pasa? - Quiero decir, que tu nueva familia no tiene problemas de dinero y no está estresada.
-Tengo que darte la razón. Pero yo no tengo ningún lujo a parte de ese.
Leo asiente sin estar del todo convencido.
-¿Es...Esteban? - murmura de pronto el Adrián. Pasa delante de sus amigos y corre hacia el chico que hay tendido en el suelo claramente a la vista.
Se arrodilla a su lado. Tiene la cara sucia, y el pelo pegajoso. Respira con dificultad.
-¡¡Esteban!!
Los demás se acercan a ellos dos.
-¿Quién es? - pregunta Mario.
-¿Qué le pasa? - pregunta Alberto.
-Necesita ayuda.
-Yo creo que necesita un hospital - lo corrige Leo.
Adrián lo agarra de un brazo.
-Ayudadme a levantarlo - les pide.
Entre los cuatro, lo levantan.
-Yo sé dónde vive - dice Adrián - Y la verdad es que está lejos.
-¿Hay que ir en coche? - pregunta Alberto.
-Vive cerca de casa de mi padre - dice Adrián estremeciéndose ante el peso y el olor del chico.
-Sigo pensando que es mejor llevarlo al hospital.
-Leo, su novia estará muy preocupada y no tengo su número. Mejor vamos a llevarlo a su casa.
De acuerdo, Leo y Adrián lo llevan casi a rastrar hasta el coche de este primero que no está lejos por suerte.
-Ten cuidado que es el coche de mi madre.
Adrián y Mario lo sientan junto a Alberto y se sientan ellos en los asientos restantes. Leo arranca y rápidamente, Adrián le explica dónde vive.
Esteban empieza a murmurar cosas. Está pálido y sudando. Alberto lo mira preocupado deque le vomite encima.
Adrián se gira hacia él.
-¿Qué ha pasado? - pregunta cuando ve que abre los ojos y lo está mirando.
-¿Quién...eres?
-Adrián.
-No...te...conozco...
-Sí me conoces, Esteban.
El chico abre mucho los ojos. Leo abre las ventanas, mareado por el olor a vómito, alcohol y sudor.
-Vamos a llevarte a casa - le dice Adrián.
-No...podéis...
-¿Por qué? - le pregunta extrañado.
-Ya estamos llegando - les informa Leo.
-Elisa...
-¿Qué le pasa?
Leo aparca frente a la casa.
Todos salen del coche menos Esteban, que necesita ayuda.
Alberto, Mario y Leo lo ayudan a levantarse y lo llevan detrás de Adrián hacia la puerta.
A pesar de sus palabras, Esteban no se niega a ir.
Adrián llama al timbre.
-¿Quién es? - pregunta una voz cansada. Es tardísimo.
-Soy Adrián.
-¿Adrián? ¿Quién es Adrián? - la voz que hay al otro lado parece enfadada.
-Lo siento, sé que es tardísimo, pero es un asunto urgente. Elisa y Esteban me ayudaron una vez, y esta noche hemos encontrado a Esteban en la calle. Lo traemos con nosotros. Está... mal.
Un sonido eléctrico en la puerta les indica que está abierta.
Cogen el ascensor hasta el ático dúplex de los padres de Elisa.
La madre de la chica está esperándoles en la puerta. Elisa aparece corriendo.
-¡¡ESTEBAN!! ¡¿SÉ PUEDE SABER QUÉ TE HA PASADO?! - grita enfurecida y con lágrimas en los ojos.
- Lo encontramos inconsciente en la calle.
Elisa rompe a llorar. Su madre la abraza y la lleva al salón mientras su padre ayuda a Leo a tumbarlo en el sofá.
Elisa se arrodilla junto a su cabeza y le acaricia el pelo y la cara.
-Está enfermo.
-Y borracho.
-¿Qué he hecho? ¡Es todo por mi culpa! - Elisa vuelve a llorar, esta vez más dolorosamente.
-¿Queréis algo para beber? - les pregunta el padre de la joven.
-Agradeceríamos un poco de agua - dice Alberto sin poder apartar la vista de la escena.
Mario acompaña al hombre a la cocina para ayudarlo.
Adrián se acerca a Elisa.
-¿Qué ha pasado? - le pregunta poniéndole una mano el la espalda.
-Rompí con él y lo eché de casa.
-¿Hace cuánto tiempo?
-Uno o dos días...
-No te preocupes, ya está aquí contigo.
Elisa asiente desesperada.
Esteban a pasado dos días en la calle, solo, sin dinero, en un verano que parece más bien invierno. Y ella ha estado cómodamente quejándose de él a sus amigas.
-Esteban, lo siento tanto...
***
Dos
días después:
Recogida
de notas.
En su
instituto, son los alumnos los que deben ir a por las notas, los
adultos no van siquiera, a no ser que el alumno en cuestión tenga un
problema serio del que se debe hablar.
Corre
hacia donde le han indicado mientras se recoge el pelo en una coleta
despeinada.
Ve un
corro de chicos y chicas al rededor la puerta principal.
Se abre
paso entre la multitud de gente que la rodea hasta asfixiarla.
No
entiende a que se debe tanto entusiasmo, se pregunta qué debe
esperar encontrarse cuando llegue a estar en primera fila.
Cuando
interrumpieron su charla con la tutora y la avisaron de que <<tenía
que ver algo que pasaba en el patio, urgentemente>>, no
esperaba algo así.
Habría
pensado cualquier cosa menos el conjunto de todos los adolescentes
del instituto rodeando a algo o a alguien.
Cuando
empiezan a reconocerla, la dejan pasar.
Al
llegar por fin al otro lado, cuando ya puede respirar y ya no tiene
la vista borrosa, aparece delante de ella un chico, vestido con una
camisa que a pesar de ser elegante es especialmente sexy y unos
pantalones negros que le sientan igual de bien.
De
repente, le parece que la mochila pesa mucho más de lo que lo hace
en realidad. Le tiemblan las piernas.
Delante
de ella, Adrián está sonriéndole, con un ramo de flores de tonos
claros en las manos. Se acerca a ella.
Se da
cuenta entonces de que la multitud de alumnos está compuesta
mayoritariamente de chicas y no puede evitar reírse.
-Me
alegra que te divierta la situación – dice él con una voz grave
mientras se coloca frente a ella.
Ella le
sonríe y da un paso al frente. Pasa los brazos al rededor de su
cuello y lo abraza de puntillas.
Puede
sentir que detrás de los sonidos de emoción de sus compañeras y
algunos de sus novios hay bastante envidia.
Se
separa y lo mira a los ojos.
-Muchas
gracias.
-Ojalá
pudiese ofrecerte mucho más.
De nuevo
exclamaciones de su público personal. África mira hacia abajo
sintiendo como el calor le sube a las mejillas y cuando quiere darse
cuenta, Adrián le está levantando la barbilla para ver su cara
riendo suavemente.
Le besa
la frente para no molestarla .
-Vamos,
te llevo a casa.
Una
chica de su curso da un paso al frente con confianza, mostrando sus
perfecto cuerpo delgado y estilizado al chico.
-Si ella
no quiere, llévame a mí – dice con una mirada perspicaz mirando
de arriba a abajo a Adrián. Asiente sonriente para demostrar que
está totalmente segura.
El chico
le sonríe. África se gira bruscamente. Esa chica ha salido con
medio instituto y con el resto de los chicos de la ciudad. Observa
atentamente la forma en la que la que coloca las manos en la cintura
para demostrar estar segura de sí misma y cómo se humedece los
labios en vano. Envidia su perfecta figura, sin ningún defecto.
Al menos
no tiene una buena personalidad, da gracias por ello.
-Resulta
que... - empieza a decir claramente divertido Adrián.
-Lo
siento, pero mejor ya voy yo, no te preocupes – replica África
lanzándole una mirada dura.
La chica
le sonríe con un brillo de diversión en los ojos.
Adrián
sonríe al verla enfadar.
Se gira
con la misma agilidad de una gata y coge de la mano a Adrián antes
de besarlo en los labios suavemente. Un segundo o dos.
El chico
sonríe y le acaricia la mejilla antes de inclinarse hacia ella y
ofrecerle un beso más suave.
No se
digna siquiera a mirar (la que espera que será) una mirada de
envidia por parte de la chica que tanto odia desde hace años aunque
nunca le ha hecho nada directamente.
Adrián
le coge la mochila y ella no se queja.
En la
puerta del instituto un coche los espera.
Guille
está sentado junto a la ventana más alejada. África se sienta a su
lado y lo saluda dándole dos besos que él corresponde apenas.
En
cuanto Adrián se sienta junto a ella poniendo la mochila a sus pies,
se siente atrapada casi como minutos antes en la puerta del
instituto.
Guille
se queja tosiendo de forma exagerada. Lo que África ve como algo muy
grosero. No es su culpa no ser un alfiler.
-Hemos
visto vuestro espectáculo – dice Leo mientras arranca – ha sido
interesante.
África
sonríe nerviosa y decide observar sus zapatos para no estar obligada
a mirar a nadie a los ojos.
Mario
está sentado delante de Adrián, en el asiento del copiloto, y la
mira durante unos segundos.
-No
digas eso, la pones nerviosa – dice con un tono suave y agradable.
Le toca la pierna en señal de apoyo, pero la aparta al ver la mirada
de rabia de Adrián.
Alberto
no está con ellos.
¿Y no
iban antes en camioneta?
Mira a
Adrián entrelaza sus manos con las de él.
El color
entre rosado y rojizo desaparece de sus mejillas.
Si la
primera semana ya se había presentado a todo el instituto como su
novio y le había regalado un ramo de flores que ahora lleva sobre el
regazo y que aún no le ha regalado, no quería ni imaginar el resto
de los días.
Al
llegar a la panadería en la que se conocieron, tiene que empezar a
indicarles el camino con cuidado.
Mario y
Guille hablan a gritos y sin preocupaciones de una esquina del coche
a la otra.
Al
llegar a la puerta de su casa, Adrián y ella salen del automóvil y
se miran unos segundos antes de alejarse de un paso cada uno, en
sentidos contrarios.
-¡Ah!
¡Se me olvidaba! - dice él acercándose de nuevo y besándola una
tercera vez antes de ponerle el ramo delante de la cara.
-Ha
sido... precioso – solo consigue decir ella.
-Has
sido tú.
8 comentarios:
Oooooh que mono es Adrián
Qué contre le pasa a Guille??!!
Qué mala Elisa!! Pobre Esteban...
Elena!! Me ha encantado.
Hola Elena me llamo Victoria y soy amiga de África, me gustaría preguntarte que si puedo salir en tu novela, es muy interesante, si puedes me gustaría ser una famosa cantante y actriz llamada Victoria, este es el canal de mi padre donde sube todos mis vídeos: smithraf, y yo me llamo Victoria Smith. Me gustaría que mi pesonaje fuese muy simpática y agradable. Gracias xx
Hahahaha lo que es amar tus comentarios los amo
Claro!! saldrás en el próximo capítulo, ¿de acuerdo?
Tengo que decirte que le he echado un ojo a tu canal y me he enamorado de tu voz <3
Gracias por comentar, preciosa.
.
muchas gracias Elena, desde equeña he estado cantando y actuando osea que agradezco mucho que me vallas a incluir en la novela :)
*Pequeña
de nada! es un placer
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